STAR TREK - JTK

Star Trek-JTK narra las aventuras de la nave de la Federación de Planetas Unidos -USS James T. Kirk-.

La acción se inicia unos tres años después de los hechos narrados en DS9.

sábado, 14 de enero de 2017

MUERTE ENTRE LAS ESTRELLAS

                                                       I

Bitácora personal del comandante Lawrence Norn, a 2 de junio del año de Nuestro Señor de 1840.

En el día de hoy podré, finalmente, iniciar mi nueva singladura como primer oficial en el navío estelar de la Marina Británica HMSS-James T. Kirk. Nuestra misión, la exploración de la zona desconocida tras el agujero de gusano recién descubierto en las cercanías del protectorado de Bajor. Estoy impaciente por empezar nuestro viaje y descubrir nuevos mundos para añadirlos al Imperio, como nuevas joyas para la corona de Su Graciosa Majestad la reina Victoria, a quién Dios guarde muchos años.

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Alcé la mirada y contemplé las bellas líneas del JTK mientras me acercaba en la chalupa de embarque. La estilizada curva de su casco en el que se podían adivinar las troneras de sus cañones, ahora cerradas y sus tres mástiles, que en el momento de la partida desplegarían sus velas, acrecentando así, cuando estas se hincharan gracias a los vientos solares, la belleza del bajel. Repasé mentalmente sus especificaciones:

HMSS-James T. Kirk-NCC 71884.
Clase:Victoria.
42 cubiertas.
10 cañones lumínicos por banda
2 arponeras fotónicas. Una a proa y una a popa.
300 arpones fotónicos.
185 oficiales, 775 tripulantes y 373 civiles la mayoría de ellos familiares de la tripulación. Pero la JTK podría albergar hasta 5000 almas.




Su estado mayor estaba conformado por los siguientes oficiales.

Capitán Esther La Rouge: No se dejen engañar los ávidos lectores por el apellido de nuestra capitán, este proviene de algún lejano antepasado proveniente de ese pequeño país de comedores de caracoles que no pienso mencionar. Esther La Rouge es la última exponente de una larga saga de oficiales de la Marina Real Británica. Nacida en Bristol, hija del archialmirante Noah La Rouge, ingresó en la academia de la flota así que su edad se lo permitió, destacando en sus estudios y en formación física. Se graduó como nº1 de su promoción.

Por debajo de ella, como primer oficial, se encuentra este que os narra esta increíble aventura. Soy el comandante Lawrence Norn. Una vez más debo evitar confusiones respecto a lo que podría parecer a vuestras mercedes un apellido. Norn es el nombre del simbionte de Trill con el que cargo debido a circunstancias que contaré a los lectores en un momento más oportuno. Nací como Lawrence Selvy, en Canterbury.

Teniente-comandante T'Brell: Segundo oficial y jefe de la sección científica. Como ya habrá adivinado el lector avispado, se trata de una nativa de la colonia británica de Vulcano.

Teniente Mina Lars: Jefe de ingenieros. Proveniente del protectorado de Bajor. También en esta ocasión debo de hacer una aclaración. Los bajoranos tienen por costumbre usar el apellido por delante del nombre de pila.

Teniente Adam Grant: Jefe de seguridad y primer arponero, nacido en las Indias Occidentales, en la ciudad de Nueva York.

Dr. Julián Bashir: Médico jefe, proveniente de la India.

Dra. Ezri Dax: Psicóloga de la nave y esposa del Dr. Bashir. Nativa de la colonia británica de Trill, es la unión de la humanoide Ezri y el simbionte Dax.

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Me despertó de mi ensimismamiento el joven piloto que manejaba los remos fotónicos de la chalupa. Se trataba del subteniente Ren, primer timonel del JTK, un nativo de la Confederación Ferengi, que se había alistado en la Marina Real huyendo de su gobierno por asuntos políticos.

-Es una bella dama. ¿No lo creéis así señor comandante? -dijo.

-Una auténtica belleza señor Ren -respondí. -Pero no se si el apelativo de dama es el más adecuado, después de todo, tiene nombre de varón.

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Cuando abordé el JTK, T'Brell estaba esperándome para darme la bienvenida oficial.

-La capitán se disculpa por no venir a recibiros personalmente comandante -dijo. -Ella está muy ocupada ultimando los preparativos para nuestra pronta partida. Debéis presentaros en su despacho tan pronto como os sea posible. Permitidme que, en nombre de toda la tripulación, os de la bienvenida a bordo.

Agradecí la bienvenida a la vulcana y encargué a un alférez que llevara mi equipaje a mi camarote. Seguidamente me dirigí al despacho del la capitán, el cual estaba anexo al puente de mando.

-Oficial en el puente- todos los presentes que estaban trabajando para que la nave estuviera terminada dejaron lo que estaban haciendo y se pusieron en posición de firmes.

-Sigan con su trabajo-dije, y dirigiéndome al joven teniente que anunció mi llegada, añadí -¿Está el capitán en su despacho?

-Afirmativo, señor.

Llamé a la puerta.

-Adelante.

Abrí y pasé al interior.

La capitán La Rouge era una mujer atractiva. A sus 45 años no aparentaba mas de 30. Llevaba el pelo rubio recogido con el estricto peinado de las oficiales femeninas, aunque eso no disminuía su atractivo. Ojos verdes que refulgían como dos esmeraldas en el estilizado óvalo de su cara, nariz respingona y labios carnosos. Un bello rostro que coronaba un cuerpo voluptuoso que, a pesar del severo uniforme en el que estaba enfundado, era capaz de provocar pensamientos libidinosos a cualquier hombre que se preciara de serlo, y que ella mantenía en forma practicando las artes marciales en las que era una consumada maestra.

-Comandante Lawrence Norn presentándose al servicio.

La capitán La Rouge sonrió y me indicó una silla frente a su mesa.
-Siéntese Sr. Norn. ¿Le apetece un té?

-Gracias señor.

La Rouge torció el gesto.
-No soporto que me llamen “señor”, comandante, lo encuentro una incongruencia, dado mi género.

-¿Señora?

-Capitán sera suficiente.

La Rouge me sirvió el te en una bonita taza de porcelana china.
-He echado un vistazo a su expediente, realmente excelente. También recibí una recomendación del comandante Ssert, parece que le tiene a usted en gran concepto.

-Intento hacer mi trabajo lo mejor posible, se... ah! ..capitán.

-No espero menos que eso de mis hombres, comandante.

La Rouge me observó atentamente, supongo que intentando evaluarme. Aguanté estoicamente el escrutinio de mi superior. Finalmente la capitán sonrió.

-¿Ya se ha instalado, comandante?

-He hecho llevar mis cosas a mis aposentos, capitán. Pero he creído conveniente venir a veros antes que nada.

-Relájese comandante, verá que aquí no llevamos la disciplina a extremos elevados.

-Agradezco esas palabras, capitán pero, sin ánimo de ofenderos, en lo concerniente al cumplimiento de mis funciones, prefiero no relajarme.

-Tampoco quería decir exactamente eso.

-Lo siento, capitán, yo...

-Está bien, está bien. No se preocupe. Solo quería indicar que no soy uno de esos capitanes que hacen moverse a todos a toque de silbato. Valoro la disciplina como el que más, pero también espero un poco de iniciativa por parte de mis hombres.

-No os defraudaré, capitán.

-Estoy segura de ello. No le molesto más, querrá usted instalarse, puede retirarse comandante.

-Capitán -me levanté y me dirigí a la salida, solo había dado tres pasos cuando escuché la voz de la capitán.

-Una cosa más sr. Norn.

-¿Capitán?

-Bienvenido a bordo.

-Gracias capitán.




                                                            II

Bitácora personal del comandante Lawrence Norn, a 4 de junio del año de Nuestro Señor de 1840.

Tras dos días de intensos preparativos estamos prestos a partir. La tensión a bordo es casi palpable, todo el mundo está deseoso de emprender viaje. Toda la tripulación de guardia está en sus puestos. La capitán no se hace presente en el puente de mando hasta el último segundo.

-¿Todo a punto señor Norn?

-Todos en sus puestos aguardando vuestras órdenes capitán.

-Bien, todo el imperio tiene sus ojos puestos en nosotros, no les hagamos esperar más. Dirija la maniobra de partida comandante.

Sin perder un segundo empecé a dar órdenes a través del transmisor.

-Señor Ren, al timón...Suelten amarras...Larguen velas...

Algo iba mal, el trinquete y el palo mayor desplegaron sus velámenes pero...

-Ingeniería, ¿Qué pasa con el palo de mesana, porqué aún tiene el trapo replegado?

-Dadme unos segundos señor comandante... -La voz de la teniente Mina sonó clara a través del altavoz pegado a mi oído.

-Teniente, sea lo que sea soluciónelo, ¡ya!

-¡Listo!

La mesana desplegó por fin sus velas y estas se hincharon al acoger los vientos solares.

-Señor Ren, fije el rumbo.

-Rumbo fijado comandante.

-Leven el ancla!

El JTK, libre ya del último punto de unión que tenía con el muelle espacial salió en pos de las estrellas. Me volví hacia La Rouge.

-Capitán, hemos zarpado con éxito.

-Bien hecho comandante. Sr Ren, magnífica maniobra.
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Horas más tarde, camino del comedor de oficiales, coincidí con la teniente Mina en uno de los ascensores.

-¿Qué ha sucedido esta mañana con el velamen teniente? -pregunté.

-Las drizas de mesana se enredaron señor. No volverá a suceder.

-Eso espero.

Aproveché para echar un buen vistazo a nuestra ingeniera jefe. Medía alrededor de 1.80 metros, pelo negro, las arrugas de su nariz, típicas en la gente de su raza, la hacían aún más atractiva cuando te acostumbrabas a ellas, boca grande y un cuerpazo capaz de derretir un sandwich de queso desde el otro lado de la habitación.
El ascensor llegó a su destino y cedí el paso a la oficial. Aproveché la ocasión para observarla, por primera vez, desde atrás. Debo decir que me gustó lo que vi. Se me ocurrió que, tal vez, esa mujer podría hacerme olvidar a Lilandra.
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Ya que he mencionado a Lilandra, tal vez sea el momento de aclarar al lector el motivo por el que cargo con un simbionte de Trill. Todo sucedió durante mi anterior destino en la estación espacial “Espacio Profundo 7”
Fue en esa época que conocí a Lilandra Norn, es decir, la unión de la humanoide Lilandra y el simbionte Norn. Intimamos y nos enamoramos. Fueron tres de los mejores meses de mi vida. Vivimos un auténtico romance, de hecho, ya estábamos haciendo planes de matrimonio. Entonces sobrevino el ataque de los corsarios de Orión.
Lilandra resultó herida de muerte, pero el simbionte que cargaba, Norn, resultó ileso. Lo malo es que no había ningún trill disponible para trasplantar a Norn, el único que había en la estación en ese momento ya estaba unido. Yo me ofrecí voluntario para esa unión.
Sabía que Norn conservaría los recuerdos de Lilandra y eso sería como si ella siguiera viva de alguna forma. La unión solo debía de durar un par de días, hasta que llegaran un cirujano trill y un nuevo anfitrión. En solo pocos días esa unión no sería definitiva y podrían separarnos sin poner en peligro nuestras vidas. Tres días más tarde llegaron los trill, el nuevo anfitrión era un hombre llamado Jórum. No se porque,pero yo esperaba una mujer. Supongo que, inconscientemente, esperaba continuar mi relación con el nuevo anfitrión.
El caso es que todos nos llevamos una sorpresa. Cuando ya estaba todo preparado para el trasplante, el cirujano trill, no recuerdo su nombre, descubrió algo sorprendente. Por lo visto el simbionte reaccionó de un modo anómalo con mi fisonomía humana y la unión ya estaba completa. Si extirpaban a Norn, Lawrence Selvy moriría.
Y así fue que me convertí en Laurence Norn, ya que decidí, en recuerdo de mi amada, adoptar la costumbre trill y substituir mi apellido por el nombre del simbionte. Los primeros días fueron muy difíciles, no solo recordaba mi amor por Lilandra, también recordaba el amor que sentía Lilandra por mi. Además, no se imaginan vuestras mercedes lo que es recordar siete vidas. Al principio no sabia si era Lawrence, Lilandra, Torin o cualquiera de los otros.

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Por fin llegamos a Bajor y la capitán dio permiso a la tripulación durante la tarde. Pedí a la teniente Mina que me guiase en una visita a los lugares más interesantes de su planeta natal. Ella aceptó y debo decir que es una magnífica cicerone. Bajor es un planeta realmente hermoso y su arquitectura antigua es notable. Debo confesar al lector que aproveché la circunstancia para intentar intimar con ella y que, hasta cierto punto, logré mi propósito.

Y, aunque no tengo pruebas fehacientes de ello, creo que fue durante esa breve estancia en Bajor cuando embarcó un indeseado polizón.

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                                                    III

Bitácora personal del comandante Lawrence Norn, a 7 de junio del año de Nuestro Señor de 1840.

Esta mañana hemos atravesado el agujero de gusano cercano a Bajor. Ha sido una experiencia fascinante. Se dice que el pasadizo está habitado por unos seres atemporales de energía pura, aunque yo no he sido capaz de ver nada parecido.
Ahora navegamos por esta zona inexplorada. Este es el verdadero inicio de nuestra misión. ¿Qué encontraremos ahí fuera? ¿Con cuantas nuevas civilizaciones haremos un primer contacto? Ahora se lo que sentían los primeros exploradores: Archer, Pike o el hombre en cuyo honor fue bautizada nuestra nave, Kirk...

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Me encontraba en el puente, al mando de la nave mientras La Rouge descansaba cuando el comunicador de Grant emitió un pitido.


-Aquí Mina- La voz de la hermosa bajorana sonó a través del comunicador con un tono de angustia.- Se trata de un miembro de mi personal, la alférez Li, tendría que haberse presentado a su puesto hace quince minutos. No responde a mis llamadas. Creo que puede haberle pasado algo malo.

-Tranquilícese teniente -respondió nuestro jefe de seguridad. -Veré que puedo hacer

-Gracias, señor Grant.

-Grant a la alférez Li.- No hubo respuesta.

-Señor comandante, si me permitís -intervino nuestro timonel.

-Adelante señor Ren. ¿Sabe algo de la alférez Li?

-Nuestros camarotes se encuentran en el mismo pasillo señor. Cada mañana coincidimos en el ascensor al comenzar nuestro turno. Esta mañana no la he visto, tal vez aún se encuentre en su camarote.

Grant me miró y le hice un gesto afirmativo.

-Vaya señor Grant.

-Quiero a dos miembros de seguridad en el nivel 6 puerta 23, ahora. -Dijo a través del comunicador y salió disparado al ascensor y se dirigió al nivel 6.

Quince o veinte minutos después mi comunicador emitió un silbido.

-Aquí Norn.

-Soy Grant comandante

-¿A encontrado a la alférez Li?

-A lo que queda de ella.

-¿Cómo dice?

-Señor, será mejor que vengáis vos y la capitán, no puedo decir más por el comunicador.

-Vamos para allá.

Avisé a la capitán y nos reunimos con Grant en la habitación de la alférez desaparecida. En el pasillo de la cubierta 6 nos cruzamos con la teniente Mina, parecía muy alterada, pero se limitó a saludarnos con una leve inclinación de cabeza y desapareció por el ascensor sin pronunciar una palabra.

Encontramos a Grant sentado en un sofá con el rostro hundido entre las manos.

-¿Qué ha pasado aquí Sr. Grant? -preguntó La Rouge.

-Capitán, espero que tenga vuestra merced el estómago fuerte y lo mismo va por vos comandante.

Grant nos señaló el dormitorio y la capitán y yo entramos en él. Lo que vimos allí nos dejó horrorizados.

La joven alférez estaba tendida en medio de un charco de sangre. Tenía un gran corte a la altura del estómago por el que sus órganos internos se habían derramado. Parecía una herida de sable y solo los oficiales tenían permiso para usar tales armas cuando vestían el uniforme de gala. Lo comenté con Grant.

-No es concluyente señor -respondió. -Muchos tripulantes poseen armas de ese tipo. Casi siempre cedidas por algún familiar que había servido en la flota y ahora retirado. Las traen como amuleto o como elemento de decoración en sus cabinas a la espera de ganar su propio sable y el derecho a portarlo.

-¿Qué clase de criatura puede haberle hecho eso a esa chica? Era casi una niña. -La voz de La Rouge temblaba de horror y de rabia.- Lo que le han hecho a esa joven es una obscenidad que clama a todos los dioses.

Grant nos miró a ambos.

-No se quien o qué ha hecho esto, pero lo averiguaré y cuando lo tenga en mis manos ni todos esos dioses a los que vos clamáis, capitán, podrán salvarlo de mi justa ira.

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Dos horas más tarde, el doctor Bashir nos presentaba el informe de la autopsia a La Rouge y a mi.

-¿Qué puede decirnos doctor? -pregunto la capitán.

-Que la herida no fue infligida por un sable, de hecho, la alférez Li no fue asesinada por un arma.

-Explíquese.

-Veréis capitán, lo primero que hice fue examinar la herida con mi tricorder en busca de esquirlas de metal, siempre quedan algunas, de tamaño microscópico, en los bordes de la herida, pero no encontré ninguna.



Sin embargo, encontré otra cosa, algo que me pone los pelos de punta cuando pienso en las terribles posibilidades que conlleva.

-¿De qué se trata doctor? -inquirí impaciente por los circunloquios de Bashir.

-Lo que encontré fueron restos orgánicos que no pertenecían a la alférez.

-¿Quiere decir que la atravesó algo vivo?

-Así es comandante, pero eso no es lo peor. Examiné esos restos y tienen una gran propiedad mutagénica.

-¿El asesino es un cambiaformas? -exclamó la capitán.

-Exacto, de una especie desconocida y por lo que he podido deducir de esos restos, con una gran capacidad para cambiar de aspecto.

-¿Quiere eso decir que podría adoptar el aspecto de cualquier miembro de la tripulación? -pregunté.

-Por lo que se comandante, puede adoptar cualquier forma. En estos momentos podría estar frente a nosotros sin que lo advirtiésemos, podría ser, incluso, la silla en la que vos estáis sentado.

La Rouge se puso en pie mientras daba un violento golpe sobre la mesa.

-Comandante, active la alerta roja. Quiero que usted y el señor Grant trabajen en encontrar la forma de localizar y capturar a ese ser o, si eso último no es posible, destruirlo. Ambos quedan libres de cualquier otra obligación. Doctor, siga analizando esos restos, si descubre algo... o mejor dicho, “cuando” descubra algo que pueda ser útil, informe al comandante y a nuestro jefe de seguridad. Muévanse señores, no pierdan el tiempo.

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                                                                   IV

Bitácora personal del comandante Lawrence Norn, a 7 de junio del año de Nuestro Señor de 1840.
Anexo :

Un miembro de la tripulación, la alférez Li, ha sido asesinada a bordo del JTK. Según los análisis del doctor Bashir, el asesino es un cambiaformas de una especie desconocida. Por orden directa de nuestra capitán, el teniente Grant y yo mismo debemos dedicar todos nuestros esfuerzos en localizar y neutralizar a ese ser antes de que cause más daños.

Que Dios nos ayude.

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Grant y yo elaboramos un plan de seguridad que consistía en los siguientes puntos.

-Todo el personal de la flota debía llevar encima la pistola lumínica reglamentaria.



-Todo personal fuera de servicio permanecería en sus camarotes.

Todo el personal que permaneciese fuera de su camarote se movería en pareja o en pequeños grupos.

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Horas más tarde me encontraba en mi camarote, tenía ante mí una copa de brandy sauriano, llevaba quince minutos mirándola fijamente y aún no había probado una gota. Estaba pensando en Mina Lars. La bajorana había encajado muy mal la noticia de la muerte de Alicia Li. Yo le había informado de todo cuando ella entró en la enfermería mientras el doctor me informaba de sus progresos, que no eran muchos por cierto.
.
Lars se arrojó a mis brazos y estuvo llorando sobre mi hombro durante varios minutos. La abracé y estuve consolándola durante todo ese tiempo, dándole suaves golpecitos en la espalda y susurrándole palabras de consuelo al oído. Finalmente ella se calmó un poco y la dejé con Bashir, quien le suministró un calmante y la dio de baja del servicio por veinticuatro horas.

Bebí un trago y sentí como el líquido bajaba por mi tráquea. No paraba de darle vueltas al asunto y no se me ocurría nada. Decidí dar un paseo, ya redactar el informe más tarde.
Salí de mi habitación y me dirigí al comedor de oficiales, pedí un té al cocinero, me senté en una butaca e intenté relajarme un poco.

-¿Le molesto?

-¡Lars! ¿Se encuentra mejor?

-Si, pero no puedo sacármelo de la cabeza. ¿Ha averiguado algo más?

-No, todo este asunto es un maldito embrollo.

Mire fijamente a la chica y sentí que me perdía dentro de esos bellos ojos esmeralda.

-Lo que me recuerda que aún tengo un informe que redactar. Tengo que dejarla -añadí mientras me levantaba de la butaca.

-Le acompaño- dijo ella- Creo que hoy me acostaré temprano.

Cuando salimos del ascensor para dirigirnos a nuestro respectivos camarotes, Lars se detuvo en medio del pasillo con la vista baja. Finalmente me miró.

-Lawrence- dijo- prométame que resolverá pronto este asunto.
Tengo un mal presentimiento. Estoy muy asustada.

Apoyé las manos en los hombros de la chica.

-Se lo prometo. Tengo tantas ganas como usted de que esto termine.

Entonces ella me dio un rápido beso en los labios.

-Esto es para darle suerte- dijo.

-Creo que voy a necesitar mucha más suerte que eso -respondí.

Me besó de nuevo, y esta vez el beso fue mucho más largo.

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Estaba en mi camarote, a punto de dormirme, cuando sonó el comunicador.

-Aquí Norn.

-Comandante, aquí Grant, se requiere vuestra presencia en la cubierta trece señor.

-¿Qué sucede teniente?

-La criatura ha atacado de nuevo señor. Uno de los hombres de seguridad a muerto.

-Voy de inmediato.

Cuando llegué al lugar de los hechos vi a Bashir examinando a la víctima, junto él se encontraban Grant y otro hombre de seguridad.

-Informen.

-La víctima era el subteniente Dimitri Nicolayev. Este es el alférez Simón Estévez, hacía la ronda con Nicolayev, él me dio el aviso.

Miré a Estévez, estaba pálido y sudoroso, a punto de entrar en shock.

-Cálmese alférez. ¿Qué ha pasado aquí?

-Si comandante. Dimitri y yo hacíamos la ronda cuando vimos a una mujer de la tripulación. Él la identificó como Samantha nosequé, de ingeniería. Nos acercamos para preguntarle porqué estaba sola, contraviniendo las órdenes, cuando nos atacó. Se abalanzó sobre nosotros y entonces su brazo derecho se transformó en un objeto punzante y atravesó a mi compañero. Saqué mi pistola lumínica, pero antes de que pudiera disparar ella se disolvió.

-¿Cómo que se disolvió? ¿Qué quiere decir exactamente?

-Se transformó en líquido señor y escapó por un conducto de ventilación. Lo lamento comandante, no pude hacer nada, nos pilló por sorpresa.

-Está bien alférez. Puede retirarse, tiene el resto del día libre. Tal vez debería ir a ver a la doctora Dax.

-Si señor, gracias señor.

Me agaché junto a Bashir que estaba inspeccionando el cadáver.

-¿Doctor?

-No puedo hacer nada por él, comandante. Le ha atravesado el corazón.

-¿Como va su análisis de las muestras de ese ser?

-Nada nuevo señor. Claro que tengo muy poco material en el que trabajar.

-¿Podemos destruirlo con nuestras armas?

-Sin ninguna duda. Un disparo lumínico le matará, como a nosotros.

-Quiero que encuentre la forma de identificar a ese ser. Que T'Brell y su equipo le ayuden.

-Haré lo que pueda comandante.

-Vaya ya doctor. No se preocupe por el cadáver, seguridad se hará cargo.

Bashir se alejó por el pasillo. Miré a Grant.

-Tenemos un grave problema teniente.

-Nunca me había enfrentado a algo así señor. Ese diablo mutante juega con nosotros.

-Pues tenemos que pararle como sea, antes de que él acabe con todos nosotros.

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Volví a mi camarote, conecté la computadora y empecé a repasar todo lo que sabíamos sobre cambiaformas. Existían tres especies con estas características dentro del espacio del imperio, pero ninguna de ellas tenía las capacidades que le suponíamos a nuestro letal polizón. Me vi interrumpido cuando llamaron a la puerta de mi camarote. Abrí la puerta, mi visitante era la Dra Ezri Dax.

-¡Dax! ¿Qué haces aquí? Sabes que es peligroso que andes sola por los pasillos.

-Tenemos que hablar -dijo.

-Pasa.

El tuteo surgió de forma espontanea, como siempre que estábamos solos. Ella y yo nos conocíamos desde hacía más de trescientos años. Es decir, Dax y Norn se conocían desde ese tiempo y habían coincidido más de una vez a través de distintos anfitriones.

-¿Qué sucede Dax?

-¿Como va vuestra investigación?

-Estamos prácticamente como al principio. ¿Porqué lo preguntas?

-La tripulación está muy nerviosa. Algunos ya hablan de dar media vuelta y salir de esta zona desconocida.

-¿Es grave?

-De momento se mantiene la disciplina, pero los ánimos se están caldeando. Si esta situación dura mucho, puede estallar un motín.

-Gracias Dax. Hablaré con la capitán.

-Daros prisa tú y Grant en encontrar a ese ser -añadió mientras hacía el intento de abandonar mi camarote. La detuve antes de llegar a la puerta.

-Te acompaño -le dije. -No debes andar sola con ese ser rondando por la nave.

-Como quieras -aceptó.

La dejé frente la entrada de su camarote y regresé al mio para seguir con mi investigación. 



                                                      V

Bitácora personal del comandante Lawrence Norn, a 8de junio del año de Nuestro Señor de 1840.

Mi investigación sobre los cambiaformas ha llegado a un punto muerto. Grant está peinando la nave por tercera vez en busca de nuestro sanguinario polizón. El Dr Bashir se está quemando las pestañas con el microscopio en busca de una forma para identificarlo. Todos nuestros esfuerzos parecen inútiles.

La capitán no estará muy contenta con mi informe de esta mañana.

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-No parece que haya avanzado mucho comandante.

-Bashir, Grant y yo estamos trabajando en ello capitán, pero ese demonio es muy escurridizo.

-Doble el contingente dedicado a la búsqueda de ese ser.

-No se si serviría de mucho capitán. Por lo que sabemos de él, podría formar parte de ese contingente sin que nos enteremos.

-Haga lo que pueda comandante, haga más que eso, quiero resultados y los quiero para ayer.

-Me esforzaré capitán. Ya hablé con T´Brell para que trabaje con el doctor.

-Bien pensado. Sobre ese posible motín del que ha hablado nuestra psicóloga, ¿qué piensa de ello?

-Pienso que es pronto para hablar de motines. Tenemos una tripulación muy bien preparada, no estarían en esta nave si no fuera así. Creo que de momento resistirán, claro que ese mutante podría estar mezclándose entre ellos susurrando ideas subversivas.

La Rouge se cubrió los ojos con una mano en un claro gesto de disgusto y frustración, pero recuperó la compostura en cuestión de segundos.

-¿Porqué está perdiendo el tiempo en mi despacho Sr Norn? Salga ahí y cace a esa criatura.

-Lo qué vos ordenéis capitán -respondí levantándome de un salto y abandoné el despacho.

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Pasé por el dispensario para ver como les iba al doctor y a nuestra científica jefe.

-¡Ah! Señor comandante, estábamos a punto se llamaros.

-¿Han descubierto algo nuevo doctor?

-Si señor. Hemos podido establecer que el líquido es el estado natural del mutante. No puede permanecer sólido mucho tiempo, tarde o temprano tiene que regresar a su estado líquido, entonces es más vulnerable.

-Bien, es un avance, avisaré a Grant para que sus hombres busquen charcos sospechosos. Sigan así y avísenme cuando tengan algo más.

Regresé a mi despacho para repasar los archivos sobre especies cambiaformas por si se me ocurría algo nuevo. Una vez más fui interrumpido por Dax.

-Hola comandante, ¿Cómo van tus pesquisas? -preguntó una vez dentro de mi camarote.

-Progresamos lentamente. ¿Qué estás haciendo aquí Dax?

Ella me miró fijamente. Algo en esa mirada me advirtió que algo no estaba bien. Sentí como se erizaban los pelos de mi nuca cuando fui consciente de a quien tenía frente a mi.

-Realmente sois una gente muy persistente -dijo.

-Tú no eres Dax.

-No, soy ese al que andáis buscando.

Lo tenía frente a mi y casi no podía creerlo. No solo era idéntico a nuestra psicóloga, hablaba y se movía como ella.

-¿Porqué nos atacas?

-Porque no sois bienvenidos. Este sector de la galaxia pertenece al Dominio.

-¿El Dominio?

-Mi raza. Pensé que si os veíais atacados retrocederíais, o que provocaría un motín, veo que me equivocaba.

-Puedes jurarlo -respondí.

Agarré un pesado adorno que tenía en mi mesa y se lo lancé a la cabeza. La atravesó como si estuviera hecha de gelatina dejando un gran agujero en su cara, pero rápidamente recuperó su forma y me atacó con sus brazos que adquirieron forma punzante. Me dejé caer y rodé hacia atrás sobre mi escritorio alejándome de ella y saqué mi pistola lumínica. Antes de que pudiera disparar, la criatura adquirió forma líquida y saltó hacia el conducto de ventilación. Fue lo más extraño que había visto en mi vida, era como una cascada moviéndose hacia arriba. Me dirigí al comunicador y contacté con mantenimiento.

-Aquí el comandante Norn. Sellen de inmediato los conductos de ventilación de la cubierta doce.

Moví la mesa hasta situarla bajo el conducto, me subí encima y, con mucho cuidado, miré a través de la rejilla del conducto al interior del mismo, el mutante había desaparecido.

Se registró todo el conducto a fondo, pero no encontramos ni rastro del cambiaformas. Supongo que debió deslizarse por otra rejilla y adoptó una nueva forma para pasar desapercibido.

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Horas más tarde, tras presentar a nuestra capitán el informe de mi tropiezo con el mutante, me encontraba en mi camarote, estrujándome la sesera para encontrar una forma de neutralizar a ese ser, Pero no se me ocurría nada, otro tema interrumpía la línea de mis pensamientos; la imagen de nuestra bella jefe de ingenieros. Finalmente, me decidí y me dirigí a su camarote.

-¡Comandante! No os esperaba señor -exclamó cuando me abrió la puerta.

-No es una visita oficial Lars. Puede ahorrarse el tratamiento.

-Entonces...¿A qué se debe esta visita?

-¿Puedo pasar o quiere que mantengamos esta conversación en el pasillo?

-¡Oh, lo siento! Pase, por favor.

Entré en el camarote y eché un rápido vistazo al interior. Estaba decorado sobriamente, pero con buen gusto. En un rincón destacaba un altar dedicado a los Profetas, los dioses bajoranos, en el que quemaban varias velas ceremoniales.

-¿Puedo ofrecerle una bebida? Tengo una botella de brandy bajorano que seguro será de su agrado.

Acepté la copa y mientras ella abría la botella y escanciaba su contenido en sendas copas, me instalé en un sillón.

-Dígame que le parece -dijo mientras me ofrecía una de las copas. Le dí un pequeño sorbo, era una bebida fuerte, que dejaba un leve aroma afrutado en el paladar.

-Excelente -respondí.

Ella se sentó frente a mi, en el otro sillón a juego con el que yo ocupaba. No pronunció palabra, solo se quedó observándome, esperando que expusiera el motivo que me había llevado allí.

-¿Cómo se encuentra Lars? Me pareció que la muerte de la alférez Li la había afectado bastante.

-Ella y yo nos conocíamos de hace tiempo, servimos juntas en nuestro anterior destino. Lo estoy superando, gracias por interesarse.

-Es parte de mis obligaciones.

A esas palabras siguió uno de esos silencios incómodos que, finalmente, rompió la bajorana.

-Comandante...

-Lawrence -la interrumpí.

-¿Perdón?

-No estamos de servicio, llámeme Lawrence.

-Bien, Lawrence, si solo estaba interesado en mi estado anímico no tenía porque venir hasta aquí, podía haberme llamado por el comunicador. Así que... ¿Cuál es el motivo real de su visita?

Era una buena pregunta. ¿Qué estaba haciendo realmente allí? Una vez más, la visión de sus ojos hizo que me diera un vuelco el corazón.

-Lars, es usted una mujer tan inteligente como bella. Estoy seguro que habrá notado que siento cierto interés por su persona.

-¿Solo cierto interés? -dijo ella en tono divertido.

-Lo cierto es que creo que me he enamorado de usted.

-¿Lo cree?

Bella, inteligente y astuta. ¿Qué más podía pedir?

-No, no lo creo, estoy convencido de ello.

Ella se levantó, se acercó hasta mi, se sentó sobre mis rodillas y pasó un brazo sobre mis hombros.

-Eso está bien Lawrence, porque yo también lo estoy de ti.

Nuestras bocas se unieron en un largo beso que se vio interrumpido por mi comunicador. Respondí a la llamada con fastidio.
Era Bashir.




                                                      VI

Entré en el dispensario donde Bashir y T'Brell estaban haciendo pruebas con las muestras de ese ser. Observé que estaban usando un comunicador.

-Bien doctor. ¿Qué eso eso tan importante que quiere comunicarme?

-Comandante, T'Brell y yo hemos encontrado una forma de descubrir a ese ser.

-¡Magnifico! Sabía que entre ambos lo lograrían. ¿De qué se trata?

-Ultrasonidos -intervino T'Brell. -Hemos descubierto que si lo sometemos a ciertas frecuencias ese ser no puede mantener el estado sólido.

-¿Están completamente seguros de que funcionara?

-Del todo comandante.

-Bien, emitan ese sonido a través de ese comunicador. Asegurémonos de que, por lo menos nosotros tres, somos quienes afirmamos ser.

T'Brell manipuló el comunicador y lo levantó en alto.

-No oigo nada -dije.

-Recordad que se trata de ultrasonidos señor. No podemos oírlos, están por encima de nuestro portal de audición.

-¿Está emitiendo ahora mismo?

-Afirmativo.

-Bien. Veo que ninguno de nosotros se está licuando. No hablen de esto con nadie. Voy a hablar con la capitán y elaboraremos un plan de acción.
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Entré en el puente con el comunicador oculto en un bolsillo y lo puse en marcha. Por fortuna ninguno de los presentes sufrió cambio alguno.

-Capitán. ¿Podemos hablar en privado?

La Rouge se levantó y me indicó la puerta de su despacho.

-Sr Wayne, el puente es suyo -dijo dirigiéndose al oficial que ocupaba la estación de seguridad. Vamos comandante.

Entramos en el despacho bajo la atenta mirada del personal de puente.

-¿Qué es lo que tiene comandante?

Le mostré el comunicador y le conté lo que T'Brell y Bashir habían descubierto.

-¿Cuanta gente tiene conocimiento de esto?

-T'Brell, Bashir, yo mismo y ahora vos capitán.

-¿Como sabe que yo no soy esa criatura?

-Entré en el puente con este artilugio en marcha, capitán.

-Bien. Convoque una reunión del estado mayor dentro de una hora. Veremos de elaborar un plan para deshacernos de ese esquivo asesino.

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Una hora más tarde estábamos todos los oficiales mayores reunidos en el comedor, solo faltaba la capitán.

-¿A qué se debe esta reunión comandante? -preguntó Grant.

-Cuando llegue la capitán se les informará.

Justo en es momento entró La Rouge y se sentó a la cabecera de la mesa.

-Proceda señor Norn.

-Tengo algo que mostrarles -dije mientras accionaba el comunicador modificado y lo dejaba sobre la mesa.

-¿Qué sucede con ese aparato? -preguntó Mina.

No respondí a la pregunta, me limité a observar a los presentes por si había algún cambio.

-¿Se encuentra bien Sr Grant? -pregunté. -De pronto ha empezado usted a sudar copiosamente.

-No, no se que me pasa...yo...

El rostro de Grant empezó a desdibujarse, como si se derritiera. Saqué mi pistola lumínica y dispare a bocajarro. La criatura se licuó completamente formando un charco de reflejos dorados. Se removió durante un rato, como si intentara recuperar la forma, pero finalmente quedó inmóvil. Entonces fuimos testigos de un curioso fenómeno, el líquido del que estaba formado empezó a solidificarse y a oscurecer, finalmente quedó convertido en un montón de polvo negro.

-Parece que hemos acabado con él -dijo La Rouge. -T'Brell, traiga un recogedor y un contenedor para productos tóxicos.

-¿Qué piensa hacer con esa cosa? -pregunté.

-Colgarlo del palo mayor, como advertencia para otros de su raza.

-¿Y qué ha pasado con el verdadero Grant? -preguntó Bashir.

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Encontramos a Grant en su camarote, muy mal herido. El mutante le había atacado poco antes de que empezara la reunión. Seguramente, ese ser le había dado por muerto. Le trasladamos al dispensario y Bashir nos aseguró que se recuperaría, aunque llevaría tiempo.

                                                Epílogo

Llamé al camarote de Lars con una botella del mejor whisky escocés en la mano.

Cuando abrió la puerta no pareció sorprendida de verme.

-Pasa.

-¿Es un buen momento para continuar nuestra conversación? -dije mientras le entregaba la botella.

Ella la cogió y la dejó encima de un mueble.

-Creo que cuando nos interrumpieron ya no estábamos conversando.

-¿No vas a abrir la botella?

-Luego -respondió mientras cogía mi mano y me llevaba hasta su camastro.

Como comprenderán vuestras mercedes, el buen gusto me impide relataros lo que sucedió a partir de ese momento. Pero, sin duda, vuestra imaginación sabrá rellenar ese hueco.


                                                                FIN



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